viernes, 8 de febrero de 2013

La publicidad convencional ya no sirve. Hay que estar preparados para atender a la usuaria.


La afirmación no es nueva. Disponer de unas fotos estupendas es importante para mostrar un producto cuando hay interés en él. Pero ya no sirve para que de forma impulsiva, te lances a su búsqueda.

Si has decidido comprar un sostén, es posible que te entretengas a mirar las fotos que aparecen en revistas o te entretengas ante los escaparates. Pero poner en marcha el “resorte emocional” que te conduce a comprar, es mas difícil.

Solo cuando descubres una necesidad práctica, una razón poderosa que te despierta las emociones, es cuando aquél que quiere cautivarte hacia su producto habrá conseguido su propósito.

Y no estamos hablando de publicidad convencional, sino aquella lista de razones que te muestran las características de un producto y te descubren que eres una candidata a su uso… que es el producto que necesitas.

Y en este caso ya no hablamos de que alguien gana porque alguien pierde, sino que estamos constatando que las marcas realizan el esfuerzo lógico de conocer las necesidades de las usuarias, y dan respuestas a esas necesidades aportando toda su capacidad técnica y “expertise” Por lo tanto la marca ha realizado un producto necesario y lo lanzan al Mercado para las usuarias que lo necesitan.

Aquí también cabe puntualizar que el universo de la observación del Mercado, se compone de moda, función, calidad y precio. Para conjugar los cuatro conceptos, es imprescindible que la marca deje de “suponer”, y pregunte a la usuaria y a la vendedora experta de la tienda.

Porque la vendedora experta, tiene mucho mas que una labor de mostrar productos y cobrarlos. Su labor de prescripción, el consejo, la ayuda,… se tornan imprescindibles por los cambios de hábitos y actitudes de la usuaria, quien busca en la tienda experta una “Personal Shopper” con la que descubrir el producto que busca. Que le ayude a encontrar el que mas le conviene, su talla y su copa, para aquel momento del dia para el que lo quiere y que lo haga con la exquisitez y sabiduría que permitirá que la compradora no tenga remordimientos de compra, porque sabe que en ese establecimiento y la persona que la ha atendido estarán a su disposición ante cualquier problema.

Los conocimientos necesarios para formar parte del “engranaje” del mundo de la corsetería, han de estar a punto para la atención que merece una usuaria dispuesta a localizar la prenda que mas le conviene. 

Y las tiendas y las marcas han de prepararse ante los nuevos retos.

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