martes, 9 de abril de 2013

La apuesta por las tiendas expertas y las marcas comprometidas.


Sigo asistiendo con cierta estupefacción, al goteo de deserciones protagonizadas por algunas marcas conocidas de corsetería técnica, que están abandonando lo que las hizo conocidas y notorias, para entrar en los tortuosos caminos de competir en precio y en esa extraña fascinación que produce un producto esencialmente destinado a lucir colgado en un escaparate.


Mientras, UNA de cada CUATRO mujeres sigue, o bien buscando una tienda que les aconseje bien, o bien fidelizándose con aquel establecimiento que siempre ha estado a las verdes y a las maduras y que les ha resuelto con su mejor prescripción aquello que necesitaban de un sostén.

Algunas (pocas) marcas, siguen apostando por la realidad de las usuarias.

Aquella realidad de la que la mujer toma conciencia, y que pasa en primer lugar por el conocimiento de su cuerpo y la información básica de para qué y cómo necesitan un sostén o un sujetador. 

Es importante resaltar que cada vez es mas importante tener conocimiento sobre qué talla y qué copa necesitamos, reconocer qué hace cada patrón y una vez sabido, buscar la pieza que nos guste, sin salirse de los “indicadores” que nos muestran de entrada si el producto va a ser el adecuado.

Que el principal objetivo de un negocio de corsetería es vender, no solo es lícito sino que sería raro que no fuera así. Pero también es evidente que una cosa es la venta fácil, aquella que entra por los ojos y el bolsillo y que todo lo demás importa poco, y otra clase de venta es la que convierte a un comprador en un cliente. Una persona que va a quedar satisfecha por el producto que encuentra en el establecimiento, por la satisfacción de haber adquirido el producto que realmente necesita, por el trato recibido y por la tranquilidad que le aporta tener pocos remordimientos de compra.

La primera es venta fácil (o no). La compradora se lanza a la compra por impulso y lo único que va a distinguir es si le gusta el producto, el precio y va a imaginarse que es el producto que necesita, porque el consejo y la prescripción quedan al margen de la compra.

La segunda, la posible compradora exige una prescripción adecuada. Está buscando un producto que le resuelva aquello que quiera resolver, tanto en estética, como en moda, como en uso, y que no quedará satisfecha hasta que se lo pruebe y el establecimiento le de pruebas de que una vez comprado no tiene por qué temer.

Y está claro, que tiendas preparadas con marcas técnicas, con capacidad de prescripción y con la solvencia de su profesionalidad, las hay. Y que si les falla una marca para satisfacer a sus clientas, lo van a resolver con otra que también haya hecho de su ”expertise” su razón de ser. 

1 comentario:

Lenceria Emi dijo...

Nos sentimos totalmente identificados con el articulo. Damos todo tipo de soluciones a nuestras clientes procurandoles un amplisimo abanico de posibilidades en moda intima y sujetadores tecnicos. Todo como siempre en todas las tallas y copas.
Un abrazo