jueves, 29 de noviembre de 2012

Ir a comprar un sostén, sin frustraciones.


Acudir a comprar un sostén, puede ser por muchos y variados motivos. En general, si la determinación es la de ir a comprar esta pieza de ropa interior, es porque tenemos asimilado qué uso se le va a dar. Si va a ser para ir confortable, para practicar ejercicio, para lucir escote, para modelar los senos,…

Pero hay multitud de usuarias que entienden que su morfología es un obstáculo para lucir una ropa interior bonita y cómoda, y les puedo asegurar que no hay afirmación que se aleje más de la realidad.

He defendido, defiendo y seguiré defendiendo a aquellas marcas que se preocupan por tener productos estándar que estén construidos con escalados de patrón contrastados, y que tienen en su catálogo piezas de la misma talla, pero con copas que van de la AA a la L. Y eso no quiere decir que sean piezas alejadas de la moda o que sea sostenes anticuados en modo alguno.

Para que esto sea posible, las patronistas, son verdaderas expertas en escalar la pieza de ropa tan compleja como esta. Probablemente es una pieza cuyo escalado sea de los más complejos. No es suficiente con saber la longitud de la cinturilla y acoplar unas copas con distintas profundidades, sino que además el pecho si es de distinto volumen y pesa, necesita que toda la estructura de la pieza esté acorde con lo que debe hacer.

El sostén es una obra de ingeniería pensada desde su función elevada al arte del diseño. No es una pieza cualquiera de ropa, que con pequeños arreglillos de cinturilla para que abroche, nos va a ser suficiente. El escalado de talla y copa de la pieza, está realizado para que guarde los equilibrios, sea confortable y su usuaria se sienta cómoda.

Probarse la copa de un sostén, e imaginarse que ya es el que se necesita, es un error enorme, ya que es probable que cuando lo intentemos abrochar o sobre o falte cinturilla: porque no es de nuestra talla. Y no va a ser suficiente con alargarlo o con acortarlo.

Es muy serio este asunto, porque es necesario recuperar la capacidad de prescripción de las personas que atienden al público, las fórmulas que permitan que una tienda experta disponga de la pieza que la usuaria busca, la certeza de que la marca responde en funciones, tallas y copas, y que la usuaria no compra hasta que está convencida que es la pieza que le sienta bien.

Y es imprescindible que la usuaria se sienta atendida, le ayuden a saber su talla y su copa, le indiquen qué patronaje le va a sentar mejor atendiendo su morfología y dependiendo del uso que le quiera dar aconsejarle la que cumplirá mejor con sus expectativas. 

Y probarse el producto. No se vaya de la tienda sin probárselo.

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